Popayán, 1966. Es Licenciado en Educación artística, e ingeniero de sistemas de la Universidad Antonio Nariño. Reside en Cali, donde se desempeña como técnico de la Secretaria de Desarrollo Institucional de la Gobernación del Valle. Ha publicado: Estrella de Ocho Puntas, Apidama Ediciones (2007); Tres Amadas Cosa, editado por la Universidad del Cauca en 1992. Ha sido distinguido con el premio Periodista Ciudadano, del Diario Occidente de Cali y Noticiero Noti-pacífico, 2007; mención de honor VII Concurso Internacional de cuento erótico, Periódico Prensa Nueva, (1992). Tallerista literario e invitado a innumerables eventos poéticos a lo largo y ancho del país.
(E-mail: moldergc@yahoo.com)
La raza que nos suplantará
Miradme,
soy el
hombre
igual al
de la otra
dimensión,
pero impoluto,
y este obra
en el otro
y contrariamente,
soy toda
la verdad
por rebelarse,
en esta realidad
engañosa.
Siega
Venid a este campo de batalla
los que están cargados de dolor,
porque yo llevo el tuétano de la vida.
Puedo quitar de un tajo,
con una espada flamígera,
segaré con luz,
esta realidad perversa.
Límite
En el desierto
las tumbas sin lápida,
en el río
las tumbas pobladas de hierbas,
en la tierra
el cuerpo se quiebra.
Los que alcanzaron la
frontera
no abandonan la patria
-sólo la guardan-
no cambian el hogar
-sólo lo trasladan-
no huyen
sólo aguardan.
Desesperan, sí,
pero viven.
(E-mail: moldergc@yahoo.com)
La raza que nos suplantará
Miradme,
soy el
hombre
igual al
de la otra
dimensión,
pero impoluto,
y este obra
en el otro
y contrariamente,
soy toda
la verdad
por rebelarse,
en esta realidad
engañosa.
Siega
Venid a este campo de batalla
los que están cargados de dolor,
porque yo llevo el tuétano de la vida.
Puedo quitar de un tajo,
con una espada flamígera,
segaré con luz,
esta realidad perversa.
Límite
En el desierto
las tumbas sin lápida,
en el río
las tumbas pobladas de hierbas,
en la tierra
el cuerpo se quiebra.
Los que alcanzaron la
frontera
no abandonan la patria
-sólo la guardan-
no cambian el hogar
-sólo lo trasladan-
no huyen
sólo aguardan.
Desesperan, sí,
pero viven.